Soledad, siempre vuelves... no te he llamado, pero siempre
regresas...
Ahora me visitas acompañada de una calle húmeda, llena de
sustancias viejas... que me empapan de algo de melancolía y de
tristeza...
Pareces irte para siempre, pero vuelves... siempre vuelves
a golpear mi hombro, a decir que aún existes, que no morirás jamás,
porque eres parte mía, y te pertenezco, y me perteneces...
Debo
cuidarme de tu acoso, de no resbalar en tu piso resbaloso; debo
tomarte mansamente, y con paciencia seguir recorriéndote cuando me
pides que te acompañe...
Qué ironía más honda, eres mi soledad y
pides de mi compañía, por sobre todas las cosas...
Soledad siempre
vuelves, y hay un sabor a apego intenso que me hace quererte...
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