Cuando llega la Navidad, muchos se regocijan con el barullo y el ambiente festivo de las calles, mientras otros pagarían por estar en cualquier lugar donde no hubiera tanto bullicio. Si buscas ese remanso de paz en la otra punta del planeta, el dinero es un factor importante; pero también hay paraísos a pocos kilómetros de casa.
La noche boreal de Laponia. Adentrarse en el territorio del Círculo Polar Ártico tiene algo de mágico en invierno, cuando ver una aurora boreal es tan fácil como sentarse y esperar. De todas las opciones nos quedamos con un complejo finlandés (imagen principal) donde puedes elegir entre dormir en un iglú (de nieve o aclimatado de cristal), conocer la casa de Santa Claus o alojarte en una cabaña tradicional con jacuzzi al aire libre –no recomendado para frioleros–. Quien necesite emociones fuertes para desconectar puede seguir los pasos de los exploradores Amundsen en Noruega: una expedición con tres días de esquí y tres en trineos tirados por perros, organizada por Tierras Polares (1.750 euros)
Renacer en el desierto. Suficientemente cerca pero tan distinto como para que te sientas como en otro mundo, Marruecos es el lugar idóneo para despertarse el 1 de enero en medio de la nada. Los más audaces pueden optar por una ruta atravesando el Sáhara y pasar la noche en una jaima como los nómadas; pero incluso en el desierto existen hoteles a pie de las dunas para quien no quiera complicarse. En páginas como venamarruecos.com y saharapassion.com puedes elegir lo que más te convenza. Años Luz ofrece una semana por 600 euros y cuatro días por unos 300 euros.
Naturaleza y vinos. Tampoco hace falta salir de España para encontrar la calma. Una escapada fugaz al País Vasco cautivará a amantes del vino y la música, con una noche de swing en un hotel de diseño (tercera fotografía). Aún más original puede ser despedir 2012 en el faro de la Muntanya de Sant Sebastià (Girona).o en un castillo segoviano (desde 92 euros la noche.Saltando al país vecino, escogemos la exuberante naturaleza de Madeira (cuarta fotografía) y sus fuegos artificiales de récord.
1 Bajo la nieve en Finlandia
El resort Kakslauttanen es un lugar increíble dentro del Círculo Polar, donde todas las posibilidades son insólitas. Lo más convencional son las cabañas de pino hechas a mano, que presumen de tener la sauna de humo más grande del mundo, con restaurante. Dormir en un iglú de nieve puede ser una experiencia, pero si prefieres evitar el frío los hay de cristal térmico, desde donde verás el firmamento. También puedes visitar a Santa Claus y sus duendes y montar en trineos tirados por renos de verdad.
2 Noche de diseño entre viñedos
La Nochevieja se celebra a ritmo de jazz en el Hotel Viura, que destaca entre las casas de Villabuena de Álava, al abrigo de la sierra de Cantabria. Hay dos opciones para su Wine and Swing Night: alojamiento de una noche en habitación doble, con desayuno, cena, barra libre y música en directo, por 380 euros; y con menú especial, desde 480 euros. Se pueden contratar extras como catas, cursos de cocina o recorridos gastronómicos por los alrededores.
3 Al natural, en Madeira
No solo por sus paisajes y su clima, sino sobre todo por su manera de despedir el año, el archipiélago de Madeira (Portugal) es un destino que combina desconexión y celebración. Los fuegos artificiales que tiñen la bahía de Funchal en la noche del 31 entraron en el Guinness 2006 como el mayor espectáculo pirotécnico del mundo. No en vano, ellos llaman a las Navidades A Festa, su festividad favorita. Para descansar, lo mejor es alojarse en una Quinta y perderse en su bosque Laurisilva, Patrimonio Mundial Natural, donde el tiempo parece detenido.
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