SAN
MIGUEL DE CABO DE GATA:
“El
cabo entra en las aguas como el perfil de un muerto o de un durmiente
con la cabellera anegada en el mar. El color no es color; es tan solo
luz. Y la luz sucedía a la luz en láminas de tenue transparencia.
El cabo baja hacia las aguas, dibujado perfil por la mano de un dios
que aquí encontrara acabamiento, la perfección del sacrificio,
delgadez de la línea que engendra un horizonte o el deseo sin fin
del lo lejano. El dios y el mar. Y más allá, los dioses y los
mares. Siempre. Como las aguas besan las arenas y tan sólo se alejan
para volver, regreso a tu cintura, a tus labios mojados por el
tiempo, a la luz de tu piel que el viento bajo de la tarde enciende.
Territorio, tu cuerpo. El descenso afilado de la piedra hacia el mar,
el cabo hacia las aguas. Y el vacío de todo lo creado envolvente,
materno, como inmensa morada.”
Cabo de Gata - José Ángel Valente
Cabo de Gata - José Ángel Valente
Dicen
que en la antigüedad este lugar estuvo tan poblado de focas monje,
que los navegantes confundían sus gritos con los cantos de sirenas.
De ahí el nombre de Arrecife de las Sirenas, lugar bellísimo,
imagen repetida y representativa del Parque Natural del Cabo de
Gata-Níjar.
Sobre
este arrecife se sitúa el faro. Desde el cerro de San Miguel o el de
la Vela Blanca se observa una impresionante panorámica hacia el este
y el oeste del parque: Las salinas, El Campillo de Gata, Cala Rajá,
el Arrecife del Dedo, Punta Baja, San Miguel...
En
Cabo de Gata, por el contrario, las plantas muestran una
desacostumbrada rudeza, producto de su necesaria adaptación, y
palmitos, pitas y chumberas preludian el paisaje del cercano desierto
de Tabernas. Un horizonte reseco y polvoriento en el cual se
intercala una estrecha línea costera rota por negros acantilados y
bellas calas. Los acantilados no pueden ocultar su origen volcánico,
pero si encierran pequeñas playas semivirgenes a las, habitualmente,
sólo se puede llegar a pie y, en algunas ocasiones, únicamente por
barco es posible acceder a ellas. En cualquier caso, el contraste de
la roca negruzca con el agua argentina es suficiente invitación como
para intentar, al menos, verlas desde la altura del barranco.
Arrecife de las Sirenas...
Fotografía:
No hay comentarios:
Publicar un comentario