viernes, 1 de marzo de 2013

MITOS CORTOS; "El cementerio..."



Cuentan los ancianos de un pequeño y apartado pueblo que todas las madrugadas, por las afueras del cementerio, puede verse y escucharse a las almas que aun vagan en este mundo. Un joven, conocedor de esta leyenda, fue a la casa de su abuela para preguntarle que tan cierto eran esos rumores, "son muy ciertos y te pido que no vallas al cementerio solo para confirmarlo" -respondió la vieja mujer cuya voz a duras penas se escuchaba-. El joven, aun escéptico, decidió ir al cementerio esa misma noche aun con la advertencia de su abuela.
El joven aun inseguro de su atrevida decisión entro despacio y con cautela al cementerio al atardecer. -me esconderé en un árbol hasta que los vigilantes de vallan- recordaba el joven mientras escalaba el árbol mas alto en el cementerio. Llego el amanecer, 3 de la mañana para ser exactos, el joven bajo del árbol soñoliento, empezó a caminar por todas las tumbas hasta que escucho que una voz le decía "no pises mi casa" -debe ser el viento y como estoy cansado estoy empezando a alucinar- se decía el joven mientras seguía caminando

"Te dije que no pisaras mi casa" dijo una sombra que parecía salir del suelo, al ver esto el joven corrió espantado hacia la salida, pero la sombra aun lo perseguía, el joven salio del cementerio y al no saber que hacer fue hacia la casa de su abuela en busca de ayuda.

Al llegar a la casa de su abuela empezó a tocar la puerta de su casa de forma desesperada hasta que su abuela salio, el joven no tubo que explicarle que sucedía puesto que su cara lo delataba, su abuela le dijo que fuese a su cuarto y se escondiera bajo las sábanas.

A la mañana siguiente el joven se despertó alterado por lo sucedido la noche anterior y fue en busca de su abuela para que le explicara que había pasado, al parecer la abuela no sabia que había sucedido, no tenia idea de que hablaba su nieto, el joven desconcertado empezó a pensar que todo lo vivido la noche anterior fue un sueño y olvido lo sucedido... pero cabe resaltar que nunca mas se le ocurrio de dudar de las palabras de su abuela.



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